El cuarto lunes de enero se celebra el Día del Community Manager y del Profesional del Social Media a nivel mundial. La idea la tuvo Jeremías Owyang y comenzó a celebrarlo en 2010 con la idea de reconocer y celebrar nuestro trabajo.
Mucho se ha tejido desde entonces. Hay muchos haters, otros que incursionan en esto por moda (y se llevan las tablas en la cabeza), otros que hacen de este un lucro excesivo que repercute en los que lo hacen correctamente, están los sobrinos del dueño de la marca, la amiga que "sabe cómo escribir en Twitter", y un largo historial con sus aciertos y fallos expuestos a nivel mundial porque recordemos que lo que está en internet se queda en internet. (Oh, las capturas de pantalla...)
Creamos contenido, resolvemos crisis, nos toca educar a los jefes/clientes sobre Social Media, analizamos a la comunidad, la hacemos crecer, nos enfurecemos cuando no crece, deliramos cuando nuestro esfuerzo se vuelve viral por las buenas razones, estamos constatemente aprendiendo, leyendo, educándonos (al menos deberíamos...), nos sentimos muchas veces menospreciados o subestimados por aquellos a quienes les ofrecemos nuestro trabajo, nos sentimos felices cuando lo que dijimos que debía hacerse de una forma demuestra feacientemente que estábamos en lo correcto. En fin, con sus ventajas y desventajas (como en todo) trae muchas satisfacciones si saben cómo hacerlo.
Hace unos días leí un artículo titulado: "El Community Manager ha muerto". He leído muchos posts sobre cómo va a desaparecer este oficio, que no funciona, que no sirve, bla, bla, bla. Este post en particular me dio mucha risa porque no ven más allá. NO es que la función del Community Manager deje de existir es que nos acoplamos, avanzamos, ¡evolucionamos!. Ya no somos simplemente los que escriben y ya. Nos toca crear estrategias, analizar, medir, etece, etece. Así para los haters el título se ve llamativo, pero miren un poco más allá y verán la evolución en proceso.
Fuente: https://www.behance.net |
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