Cada vez que leo noticias como esta: "Facebook disminuye la felicidad de la gente
Un estudio de la Universidad de Michigan ha averiguado que las personas cada vez que utilizan Facebook más tristes y solas se sienten después", pienso en aquello de la relatividad. Pienso en que cada quien piensa y siente las cosas de forma diferente, y por esto lo que es doloroso para unos, no es nada para otros. Esto hace que quien siente la pena se siente ignorado-disminuido porque no la siente igual. Peor también pienso que es más fácil echarle la culpa a algo inútil y seguir sintiéndose mal.
Echarle la culpa a Facebook de nuestra infelicidad sólo denota lo mal que estamos como seres humanos. ¿Qué culpa va a tener una red social de nuestros complejos, nuestras rupturas, nuestros rollos personales? ¡Es sólo una plataforma!
Igual para con Venezuela. Hoy, mientras estaba con una amiga, llegamos a la conclusión que este hermoso país va en picada y parece que sin pronto retorno.
Pero no es el país, las geografía no tiene la culpa de que los venezolanos sean malhablados, vivos-pa-atrás, conchúos, atiendan mal al cliente, se coman la luz, te roben, te pasen por encima en la acera con una moto. ¡NO! La geografía, la ubicación, las montañas, las playas, la nieve, los tepuyes, nada de eso tiene la culpa.
Tanto en Facebook como Venezuela, la culpa no es de la vaca. La culpa es ¡de la gente!
No puedes achacarle a Facebook que te sientes mal de ver a tus amigos irse a la playa. La culpa la tienes tú que no te vas con ellos, o las circunstancias porque estás enfermo o tienes que trabajar o no tienes ganas.
No puedes achacarle a Facebook que tu novio-esposo te montó cacho "allí". Los cachos se montan afuera, en lo que llaman vida. Que el muy idiota lo exponga en Facebook sólo demuestra que: 1.- Es un cobarde. 2.- Es un bruto.
No puedes achacarle a Venezuela que los venezolanos no sepan atender al público, no sepan tratar a la gente sin un "mami", los motorizados te saquen canas del miedo, vivas buscando un papel toilet o un litro de aceite en cuanto supermercado veas, no te alcance la plata que aún no te han depositado. La culpa es de los venezolanos.
La culpa es ¡de la gente!
Ah, pero que sabroso es echarle la culpa a los demás. Se siente como un fresquito, como un quitarse la pajita de encima, como tapar el sol con un dedo sin darse cuenta que los rayos se salen por los lados.
Puro quejarse y nada de construir para mejorar, nada de cambiar para mejorar.
¿Cuando no exista Facebook a quién le echarán la culpa?
¿Pones de tu parte para sentirte a gusto con tu situación personal y así no envidiar la de los demás y deprimirte?
¿Pones de tu parte para vivir en un país mejor? Corrijo, ¿para tener una calidad de vida acorde con el gran país que tenemos?
¿Qué haces para no ser parte de ese montón que deterioran este bello país con su desidia, su desgano, su falta de progresar, su rancho mental?
No, la culpa no es de Facebook, ni de la vaca, ni de Venezuela. La culpa es de cómo nos sentimos con lo que nos sucede alrededor. La culpa es de lo que no hacemos para ser mejores y hacer mejor nuestro entorno.
Así que dejen de echarle la culpa a otros y pónganse a mejorar su entorno.
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